Cobro
de comisiones en el sistema de AFP: costoso, regresivo e injusto
El
Sistema de AFP resulta costoso para el afiliado, por las altas
comisiones que cobran las Administradoras de Fondos de Pensiones.
Está
normado que las Administradoras son libres para establecer las comisiones que
quieran, con el sólo requisito que sean uniformes para todos los afiliados.
Con
esta uniformidad tenemos que el Sistema, además, es regresivo, pues afecta a los más
pobres.
Como
dijera alguna vez el genio de Aristóteles, “tan injusto como tratar distinto a
los iguales es tratar igual a los distintos.”
En
efecto, desde el año 2008 las comisiones sólo pueden ser un porcentaje del
monto de la cotización (antes podía ser también una suma fija o una combinación
de ambas), y aunque nominalmente por una mayor cotización se paga una mayor
comisión que por una menor cotización, en la realidad esa comisión grava o
incide más en la renta baja (de menor cotización) que a la renta más alta.
Por
ejemplo, el 10% de una renta de 1000 es 100. Y el 10% de una renta de 100 es
10. Sin embargo, y aunque nominalmente 100 es más que 10, a ese ingreso de 100 la
comisión de 10 le resulta más gravosa que la de 100 al ingreso de 1.000.
Además,
por esta libertad para fijar las comisiones resulta una injusticia
irritante: siempre las Administradoras de Fondos de Pensiones obtienen
ganancias por concepto de comisiones por la administración de los fondos,
aunque la rentabilidad de las inversiones de los fondos hubiera sido negativa,
esto es, aunque la gestión haya sido deficiente.
Con
esto se rompe la lógica del contrato de confianza o intuito personae, donde la
retribución que recibe el gestor o mandatario dependerá del resultado del
negocio. Sin embargo aquí la
Administradora gana siempre, aunque el afilado pierda por
rentabilidad negativa. El patrimonio de la Administradora es
distinto de los fondos de pensiones, por lo que mientras las Administradoras
tienen ganancias ingentes, gracias a las comisiones de los afiliados, la
mayoría de éstos reciben o recibirán pensiones indignas, y muchas veces
contribuye a este penoso resultado las rentabilidades negativas.
Y para prueba de
lo que se dice más arriba, algunos botones: Las
Administradoras de Fondos de Pensiones, en el año 2005 alcanzaron una
rentabilidad promedio de 22,22%, mientras los Fondos de Pensiones rentaron un
5,27%. Y en el año 2010 las ganancias de estas Administradoras se debieron a una rentabilidad promedio de
27,17%, en tanto los Fondos de Pensiones obtuvieron un 9,23%. Por su parte, en
el año 2011, las ganancias alcanzaron a $142.907.349, mientras que los Fondos
de Pensiones tipos A, B y C perdieron dinero en razón de una rentabilidad
negativa del 7,54%.
Cuando hay rentabilidad negativa hay una gestión
negligente, por lo que el afiliado afectado podría demandar a la AFP. Y aquí el
mandatario (la AFP) responde de la culpa leve, y más estrictamente que lo
normal, por ser el mandato remunerado (artículo 2129, aplicable al caso por
remisión de los artículos 2012 y 2118, todos del Código Civil).
Vemos
entonces cómo es que el sistema de AFP es un excelente negocio para sus dueños,
los grandes grupos económicos de este país. Y una pésima inversión para los
afiliados, que asumen todos los riesgos y reciben y recibirán pensiones muy
precarias e insuficientes.
Carlos Rivadeneira Martínez, abogado y Doctor en Derecho Universidad
de Salamanca, carlosrivadeneiramartinez.blogspot.com; rivadeneiraster@gmail.com
Gracias por compartir su conocimiento con los que no sabemos como opera el sistema. Atte Isabel Urizar Ruz.
ResponderEliminarcual es tu concepto de gravoso?
ResponderEliminar10 de 100 es lo mismo que 100 de 1000, se mantienen los mismos porcentajes en ambos y según tu una es menos gravosa?