lunes, 5 de noviembre de 2012

Cobro de comisiones en el sistema de AFP


Cobro de comisiones en el sistema de AFP: costoso, regresivo e injusto
            El Sistema de AFP resulta costoso para el afiliado, por las altas comisiones que cobran las Administradoras de Fondos de Pensiones.
            Está normado que las Administradoras son libres para establecer las comisiones que quieran, con el sólo requisito que sean uniformes para todos los afiliados.
            Con esta uniformidad tenemos que el Sistema, además,  es regresivo, pues afecta a los más pobres.
            Como dijera alguna vez el genio de Aristóteles, “tan injusto como tratar distinto a los iguales es tratar igual a los distintos.”
            En efecto, desde el año 2008 las comisiones sólo pueden ser un porcentaje del monto de la cotización (antes podía ser también una suma fija o una combinación de ambas), y aunque nominalmente por una mayor cotización se paga una mayor comisión que por una menor cotización, en la realidad esa comisión grava o incide más en la renta baja (de menor cotización) que a la renta más alta.
            Por ejemplo, el 10% de una renta de 1000 es 100. Y el 10% de una renta de 100 es 10. Sin embargo, y aunque nominalmente 100 es más que 10, a ese ingreso de 100 la comisión de 10 le resulta más gravosa que la de 100 al ingreso de 1.000.
            Además, por esta libertad para fijar las comisiones resulta una injusticia irritante: siempre las Administradoras de Fondos de Pensiones obtienen ganancias por concepto de comisiones por la administración de los fondos, aunque la rentabilidad de las inversiones de los fondos hubiera sido negativa, esto es, aunque la gestión haya sido deficiente.
            Con esto se rompe la lógica del contrato de confianza o intuito personae, donde la retribución que recibe el gestor o mandatario dependerá del resultado del negocio. Sin embargo aquí la Administradora gana siempre, aunque el afilado pierda por rentabilidad negativa. El patrimonio de la Administradora es distinto de los fondos de pensiones, por lo que mientras las Administradoras tienen ganancias ingentes, gracias a las comisiones de los afiliados, la mayoría de éstos reciben o recibirán pensiones indignas, y muchas veces contribuye a este penoso resultado las rentabilidades negativas.
Y para prueba de lo que se dice más arriba, algunos botones: Las  Administradoras de Fondos de Pensiones, en el año 2005 alcanzaron una rentabilidad promedio de 22,22%, mientras los Fondos de Pensiones rentaron un 5,27%. Y en el año 2010 las ganancias de estas Administradoras  se debieron a una rentabilidad promedio de 27,17%, en tanto los Fondos de Pensiones obtuvieron un 9,23%. Por su parte, en el año 2011, las ganancias alcanzaron a $142.907.349, mientras que los Fondos de Pensiones tipos A, B y C perdieron dinero en razón de una rentabilidad negativa del 7,54%.

                Cuando hay rentabilidad negativa hay una gestión negligente, por lo que el afiliado afectado podría demandar a la AFP. Y aquí el mandatario (la AFP) responde de la culpa leve, y más estrictamente que lo normal, por ser el mandato remunerado (artículo 2129, aplicable al caso por remisión de los artículos 2012 y 2118, todos del Código Civil).
            Vemos entonces cómo es que el sistema de AFP es un excelente negocio para sus dueños, los grandes grupos económicos de este país. Y una pésima inversión para los afiliados, que asumen todos los riesgos y reciben y recibirán pensiones muy precarias e insuficientes.

Carlos Rivadeneira Martínez, abogado y Doctor en Derecho Universidad de Salamanca, carlosrivadeneiramartinez.blogspot.com; rivadeneiraster@gmail.com